Un día Dios me dio la oportunidad de venir a este hermoso mundo, disfrute el calor del sol, el aroma de las flores y todo eso maravilloso que conforma este planeta, me esforcé cada día por ser una buena persona, di amor , intente que mis padres se sintieran orgullosos de mi y trate siempre de cumplir todos mis sueños y metas, hice todo lo que quise sin importar nunca lo que los demás pensaran de mi, al crecer lo único que quería era graduarme, ser un buen profesional hacer todo lo que una persona normal hace, cuando ese momento había llegado sentí que tenía todo para lograrlo pero... de repente todo se derrumbo, mis sueños fueron robados por un cobarde enemigo que no muestra la cara, ataca por dentro debilitándome y apagando mi luz poco a poco, por suerte no se lo he permitido y esa luz sigue encendida, se robo todas las cosas de las que disfrutaba y ese momentos pensé dejarlo ganar justo cuando se hizo más fuerte me di cuenta que lo hizo porque tenía que adaptarse a mi nueva fortaleza, me había golpeado un año, y ya no podía conmigo así que creció, el sabe que soy un fuerte rival y sabe que tengo un ejército gigante que velan mis sueños de hecho creo que él me tiene más miedo a mí que yo a él, y es que día a día tenemos que convivir él y yo, aunque no somos amigos, tampoco somos enemigos porque a pesar de todo, me ha enseñado cosas buenas, me enseño a ser mejor persona, a no quejarme por cosas insignificantes, me enseño a vivir día a día y dar gracias a Dios por las cosas que tengo, ahora después de que el llego a mi vida aprendí lo que es en realidad ser feliz y eso es algo que no cambiaría por nada porque ser feliz en este mundo es algo muy difícil y yo soy de los afortunados que encontró el significado de esa palabra...
